Sánchez sentenció a Marlaska tras ocultarle información sobre el asalto a la valla de Melilla

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Joan Guirado

Los días de Fernando Grande-Marlaska al frente del Ministerio del Interior están contados. La duda de los que conocen los movimientos, que son pocos, es si abandonará el número 5 del Paseo de la Castellana antes o después de las vacaciones de verano. Pero el suyo es uno de los nombres que Pedro Sánchez tiene más claros en la próxima remodelación del Gobierno -que nadie se atreve a señalar en el calendario-. El hecho de haberle ocultado información durante la última crisis migratoria de Melilla, provocando que el presidente saliera a dar información en dos ruedas de prensa en Bruselas y en Madrid, que no se ajustaba a la realidad, ha sido el detonante para sentenciar a Marlaska. Ambos, según fuentes conocedoras de lo sucedido, mantuvieron una «acalorada conversación». Con reproches por parte de Sánchez.

Según esas mismas fuentes Fernando Grande-Marlaska no habría informado al presidente, desde un primer momento, de la gravedad de lo que había ocurrido en Melilla. Tampoco de qué había víctimas mortales ni imágenes que probaban una actuación un tanto dudosa por parte de las autoridades marroquíes. Con varios inmigrantes fallecidos y policías heridos, desde la capital comunitaria, Pedro Sánchez salió a asegurar que el asalto «se había resuelto bien». Es más, en esa misma rueda de prensa, agradeció en distintas ocasiones la «cooperación y colaboración» con las autoridades de Marruecos «y el trabajo de la Gendarmerie». Insistió en el mismo argumentario el sábado, desde La Moncloa, aún sin toda la información. Ya el martes, en una entrevista televisiva, empezó a recular.

Este último episodio, muy reciente, es la gota que ha colmado el vaso de la paciencia del presidente con el ministro del Interior. Hay otras actuaciones previas, a lo largo de estos años, que no han gustado al líder socialista que lo presentó como un fichaje estrella. La mayoría de las operaciones que han disgustado en Moncloa, con sello de Marlaska, tienen que ver con la gestión de la inmigración irregular. Pero también con la crisis provocada en el seno de la Guardia Civil o la forma de ahuyentar a los huelguistas en Cádiz. Todo ello ha provocado fuertes presiones de sus socios de Podemos-que este mismo jueves pedían su cese y una comisión de investigación-,  pero también críticas por parte de miembros del Partido Socialista, que han dejado sin crédito al jurista.

El relevo de Marlaska, que ya intentó en la crisis de julio del año pasado, pero que no pudo consumar por la negativa de todos los dirigentes a los que les propuso asumir el cargo a dirigir este departamento, tiene ahora un nombre propio: Antonio Hernando. Su jefe de gabinete adjunto, un histórico del PSOE, amigo de toda la vida con el que se peleó y recuperó la amistad, es el hombre elegido por Sánchez para dirigir las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Tal como ha revelado este martes OKDIARIO ya ha sondeado esta opción que, además, convertiría a Hernando en uno de los hombres fuertes del Ejecutivo, dotando de más perfil político el Gobierno.

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